Se habla tanto de emprender últimamente. Parece que Internet nos ha abierto a todos la curiosidad y las ganas ¿verdad?
Nos llenan de publicidad «emprendedora»,:emprende, tienes que hacerlo, yo facturo más de 7 cifras… Uff qué agobio me entra con esta última frase. Más allá de las modas, todo pasará. Pero los que somos realmente emprendedores, tenemos ese ADN que nos caracteriza, de culo inquieto… Más bien, la mente es lo que tenemos inquieta. Y los que hemos dado el paso de emprender sabemos también que nadie, o casi nadie, te hablará del lado oscuro. Porque al fin y al cabo eso no es chulo, eso no «vende», eso… no se cuenta. Y ¿porqué no? -La mayoría de emprendedores, si no todos hemos tenido o tenemos
-INSEGURIDAD, es ese sentimiento que va y viene en el que nos repetimos a nosotros mismos que no somos lo capaces o el miedo a que no salga bien. Todos los emprendedores de éxito se han sentido así alguna vez, varias veces…
-PROCRASTINACIÓN: Mañana lo hago. Tienes muchas ideas y planes y nunca consigues ponerlos en marcha. Vamos retrasando nuestros objetivos y al final siempre nos encontramos en el mismo lugar sin haber podido avanzar nada.
-PERFECCIONISMO: Vaya tela que yo comente esto. Si he estado más de un año sin lanzar este blog porque ponía pegas a todo. Hasta que alguien me dijo que era mejor hecho que perfecto. Y es así, el perfeccionismo nos atrasa las tareas, los objetivos, los lanzamientos, nuestros proyectos. Está bien querer hacerlo genial porque todo se puede mejorar. El problema es cuando dejas de hacer cosas porque las quieres perfectas. Acepta una idea, ve haciendo, ya perfeccionarás el resto de tu vida 🙂
-LA CRÍTICA (TROLLS): Cuanto he dejado yo de hacer por culpa de este tema. Me costó verlo pero siempre habrá alguien a quien no le guste tu tema, te critique e incluso te increpe por haber compartido contenido que no era de su gusto. Aléjate, eso es lo primero. Sigue haciendo porque seguramente de cada crítica negativa tendrás 5 buenas y personas que te agradecen y para las que eres de gran ayuda. Además, alguien me dijo una vez que cuando eres bueno tienes al menos un troll (bienvenidos sean pues jajaja).
Y por otro lado tenemos dos excusas que tenemos que dejar aparcadas de nuestra mente. Aunque si, ya tienes alma emprendedora, supongo que no te han supuesto ningún problema:
-NO TENGO TIEMPO: esto ya, es la frase del que no quiere emprender pero tenía que comentarlo porque cuantas veces oímos a la gente que nos dice un «no sé como lo haces, yo no tengo tiempo». Vaya si hay tiempo. Seguro que estás ahí tomando un café, leyendo el diario… Mientras, un emprendedor enfocado está en su despacho trabajando en su lanzamiento y eso seguramente lo ha conseguido a base de reducir jornadas de cafés o copas con amigos e invirtiendo en su futuro.
-NO TENGO DINERO: bueno vale, yo tampoco tengo mucho pero lo invierto en aquello que considero esencial. Quizás en vez de irme de vacaciones 10 días me he cogido 7 y con el dinero ahorrado he podido invertir en esas herramientas digitales que tanto trabajo me ahorran o que tanto necesitaba para dar una solución a mis clientes. Es cuestión de buscar de donde recortar. Siempre. Ya te llegará el momento de recoger tus frutos. Pero al principio tienes que invertir. Al margen de estos básicos de emprender, seguro que hay algo que te ronda la cabeza y te lo impide, algo que te bloquea, falta de organización, de foco, de atención a tus objetivos. Revísalos. Te sugiero una tarea.:
- Apunta tus objetivos principales en una libreta. Pueden ser varios y de diferentes ámbitos.
- Haz tres columnas y ordena de mayor a menor importancia con los objetivos más importantes en la primera columna y los menos en la tercera.
- A su vez, dentro de cada columna vuelve a ordenar los que vas a realizar primero y los que dejarás para más tarde.
- Ve tachando a medida que consigas tener cada objetivo. Cuantos más objetivos tachados, más cerca estarás de alcanzar tu éxito interior.
Cuéntame qué tal te va con este consejo 🙂